Nueva York de día
Pensar en pisar Nueva York siempre había sido para mí algo inalcanzable, un sueño. Bueno, incluso pisar los Estados Unidos. Cuando por fin pude hacerlo el año pasado, fue increíble. Todo eso que había estado viendo en películas y series desde pequeña, ahora podía tocarlo. Podía respirarlo, captarlo y saborearlo durante cinco días, que se me hicieron cortísimos.

Vista aérea
Aunque me dijeron que fue todo un espectáculo, mi vértigo y yo no fuimos capaces de subirnos al helicóptero para inmortalizar la ciudad en todo su esplendor. Cedí mi cámara a mi segunda fotógrafa (¡gracias, Lore!) y logró sacar instantaneas como éstas.

Vista aérea
Nueva York nunca decepciona. Excepto, quizá, cuando ves la Estatua de la Libertad, su símbolo por excelencia, y te parece hasta pequeñita.

Estatua de la Libertad
Eso sí, como cuando llegamos estaba nevando, la vista al coger el ferry hacia Staten Island con los árboles congelados era impactante.

Manhattan
Pasear por sus calles, encontrarte casitas o catedrales encajadas entre rascacielos, empaparte de su orgullo por la patria con cada bandera que ondea por la calle… es una sensación irrepetible.
Lo mejor es cuando subes al Top of the Rock, es decir, al Rockefeller, que es un rascacielos que necesita juntar cuatro fotos para poder formar una panorámica, y ves todo Manhattan, y el Empire State Building, y Central Park, y Times Square, y… todo lo que puedas imaginar.
Sin olvidar que es imprescindible perderte por Central Park para descubrir maravillas como ésta.

Alicia en el País de las Maravillas
Si podéis, no dejéis de ir. Pero más de cinco días, porque si no ¡tendréis que volver!
Deja una respuesta